Kung Fu Panda 3

La consistencia es la clave de toda buena serie cinematográfica, y dentro del medio animado, pocas han sido tan efectivas en este aspecto como la de Kung Fu Panda. La novedad de Shrek se fue por la borda desde su primera secuela. Madagascar ha logrado sobrevivir a pesar de los altibajos en calidad que figuran en sus películas. Las fantásticas aventuras del panda “Po” y los “Cinco Furiosos”, sin embargo, se han mantenido frescas y divertidas a lo largo de lo que a partir de hoy se convierte en la mejor trilogía de Dreamworks Animation Studio.

En lo que supone una conclusión a la saga que comenzó en el 2008, la tercera entrega se apoya en el buen trabajo de sus predecesoras para redondear el desarrollo tanto físico como emocional de “Po” de vendedor de fideos al profético “Guerrero Dragón”. El crecimiento del simpatiquísimo panda en estas áreas ha ido progresando con cada filme y su encanto innato no ha menguado en lo más mínimo. Su bondad continúa siendo tan grande como su barriga mientras que su espíritu se ha mantenido fiel al de aquel fanático acérrimo del kung fu que soñaba despierto con luchar contra los máximos guerreros de la antigua China. Lo único que ha cambiado son las valiosas lecciones que ha aprendido y que –con suerte- han llegado a los espectadores más pequeños, aunque no está de más que los adultos también las asimilen.

Algo que ha sido fundamental para el éxito de estas películas ha sido la pluma de Jonathan Aibel y Glenn Berger, quienes han estado a cargo de los tres libretos, y la actuación Jack Black como la voz de “Po”. Desconozco si el panda fue creado como un reflejo del actor o si el actor fue influyó en el carácter del panda una vez el guión original había sido completado, pero lo cierto es que son tal para cual. El contagioso entusiasmo de Black es irresistible, haciendo del personaje un absoluto deleite cada vez que está en pantalla, que afortunadamente es la mayoría del tiempo.

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Esta nueva aventura retoma la trama poco después de la conclusión de Kung Fu Panda 2, con el papá biológico de “Po” –interpretado vocalmente por Bryan Cranston- regresando a su vida tras perderlo cuando era un bebé. El imponente villano “Kai” (J.K. Simmons) ha retornado del mundo de los espíritus para secuestrar el “chi” de los mejores guerreros de China, convirtiéndolos en zombies de jade que conforman su pequeño ejército, por lo que “Po” se ve en la necesidad de aprender una técnica secreta de los panda para poder hacerle frente a esta nueva amenaza.

El traslado del protagonista a la aldea en la que vive su vieja familia trae consigo un amplio número de personajes secundarios que deja al margen a los “Cinco Furiosos”. Si algo pudiese achacársele al filme es esta ausencia, pues con ella se van las aportaciones de artistas como Angelina Jolie, Seth Rogen y Dustin Hoffman. Sin embargo, el eje de la saga siempre ha sido “Po”, y el junte entre Black y Cranston logra sopesar este desnivel.

Los directores Jennifer Yuh y Alessandro Carloni -junto al excelente equipo de animadores- son los encargados de fusionar el arte marcial con el gráfico para producir una de las ofertas animadas más llamativas del medio, tan rica en variedad de colores como en emocionantes secuencias de acción.

Cuando no está haciendo reír -lo cual es muy rara vez-, Kung Fu Panda 3 se esmera por deslumbrar al público con montajes que evidencian las infinitas virtudes de la animación para fabricar espectáculos que no podrían ser reproducidos en el cine más convencional. Se trata de una secuela tan confiada de sus fortalezas como el propio “Po” lo está de las suyas.

[Publicado en PrimeraHora.com el 28 de enero de 2016]